La displasia en perros es una enfermedad multifactorial, multigénica y hereditaria. Esto quiere decir que no existe una única causa por la que tu perro pueda desarrollar displasia, sino que existe un conjunto de factores que influyen en que esta se desencadene y/o que incluse empeore:
- Que los padres de tu perro tengan displasia (de mayor o menor gravedad).
- Que tu perro haya practicado deporte intenso/explosivo desde muy temprana edad.
- Que su alimentación haya sido muy pobre o deficiente en nutrientes.
- O que haya sufrido sobrepeso en las etapas más tempranas de su vida (los cachorros bolita pueden parecer muy cuquis, pero es mejor por su salud que estén delgados).
- Incluso haber castrado a tu perro antes de completar su desarrollo (con menos de 2 años).
Además de esto, hay determinadas razas de perros más propensas a desarrollar esta enfermedad que otras. Por ejemplo, todos los perros de raza grande o gigante son potenciales candidatos a tener displasia. Pero tampoco se libran otras de tamaño más pequeño como pueden ser el bulldog francés, el bulldog inglés, el carlino o incluso el doberman pincher.
Cuándo detectar la displasia en un perro
La displasia es una enfermedad que puede desarrollarse ya durante los primeros 5 meses de vida de tu cachorro, aunque no vas a poder apreciar sus síntomas de forma visible hasta como mínimo los 8 meses.
Lo que tiene que quedarte claro de todo esto, es que la detección de la displasia es una carrera a contrarreloj: cuanto antes sea detectada, más opciones quirúrgicas existen y mayor es el porcentaje de éxito para el individuo.
Por eso, lograr hacer una detección temprana de la displasia de un cachorro es decisivo.
A día de hoy un veterinario traumatólogo puede lograr detectar displasia en un cachorro entre las 10 y las 16 semanas de vida (entre los 2 meses y los 3 meses y medio aproximadamente) mediante el Test de Ortolani, por el cuál se comprueba si existe laxitud articular o no en la cadera, el método Pennhip y/o el test de Bardens.
Cirugías posibles para la displasia de cadera en perros
Las siguientes cirugías es posible realizarlas para «curar» la displasia y evitar la mayoría de consecuencias que una enfermedad así desencadena a largo plazo:
- Sinfiodesis Púbica Juvenil (JPS): es posible hacerla en cachorros de entre 3 y 4 meses. Se trata de una cirugía mínimamente invasiva que aporta buenos resultados y que consiste en detener el crecimiento de la pelvis y aumentar el grado de cobertura del acetábulo sobre la cabeza del fémur.
- Triple Osteotomía Pélvica (TPO): es posible hacerla en cachorros de entre 6 y 11 meses. Se basa en cortar el hueso pélvico en tres partes y girarlas para estabilizar la articulación de la cadera.
- Artroplastia por exéresis de la cabeza del fémur: posible en perros de todas las edades pero de menos de 20 kg de peso. Consiste en extirpar la cabeza del fémur. Con esta cirugía no se pretende recuperar la movilidad normal de la articulación, sino reducir el dolor y por consecuencia mejorar la calidad de vida. Aunque no son frecuentes las complicaciones, puede suceder acortamiento del miembro, falta de tono muscular, luxación de rótula, limitación de la extensión del miembro o intolerancia al ejercicio durante largo tiempo.
- Prótesis de cadera: reservado para los casos más graves o perros de más de 20kg de peso. Aquí no sólo se extirpa la cabeza del fémur, sino que también se suprime el cuello femoral y el acetábulo, y se sustituye todo eso por otros artificiales (preferiblemente, no cementados). Como posibles complicaciones tendríamos las infecciones, que se mueva algún componente por fallo del cemento (para las prótesis cementadas) o la neuropraxia ciática (en prótesis cementadas). Es la opción con un post-operatorio más largo que puede oscilar entre los 3 y los 6 meses, tras los que los perros recuperan su vida normal.
Pero ten en cuenta que tu perro puede no ser apto para ninguna de las anteriores cirugías, ya que de ello dependen diversos factores que tu veterinario traumatólogo debe valorar: si ya tiene o no osteoartritis, si sufre de problemas neurológicos, edad, etc. Consulta con tu veterinario vuestra situación en particular.
Los primeros síntomas de la displasia en perro
Sobre los 6-7 meses empezamos a notar que al poner las manos en las nalgas del perro al caminar, se notaba cómo se «le desmontaba» la del lado derecho y la cadera le crepitaba/crujía. Esa era la sensación que nos daba a nosotros, aunque en la expresión del perro no notabas ningún mínimo gesto de dolor o incomodidad (y eso en un perro tan expresivo como Pirlo es inusual).
Llevamos al cachorro al veterinario, quien no le dio demasiada importancia a la cuestión y lo achacó más bien al propio desarrollo y crecimiento del animal.
Aún así, insistimos en realizar radiografía (que se hizo sin sedación) y obtuvimos el primer diagnóstico: displasia bilateral leve, estando más afectada la cadera derecha que la izquierda, pero (en teoría) nada especialmente preocupante.
Por aquel entonces no le habíamos hecho todavía el test del gen MDR1 a Pirlo, por lo que no sabíamos si lo tenía alterado y por tanto todo el tema anestesia/sedación nos daba bastante respeto. De ahí que la opción de hacer radiografía sin sedación, nos pareció una buena opción. Si fuese hoy, tras esa primera sin sedación donde ya se apreciaba algo de displasia, habríamos pedido inmediatamente hacer unas radiografías con sedación más completas. Si es tu caso, te animamos a hacerlo.
Cambio de alimentación y displasia
Por aquel entonces, Pirlo ya estaba tomando uno de los piensos más altos en condroprotectores que hay en el mercado, como es el Acana. También añadíamos de vez en cuando un poco de aceite de salmón en las tomas.
Tras el diagnóstico, hicimos cambio de pienso a dieta BARF adaptada a la patología por Vero de Naturzoo. Además de lo habitual, empezamos a darle polvo de mejillón de labio verde y aceite Omega 3 a diario. De vez en cuando también dábamos polvo de cáscara de escaramujo, y ayudábamos con alimentos ricos en colágeno.
El cambio a BARF fue fantástico en muchos aspectos (mejores digestiones, pelo más brillante, sistema inmunitario más fuerte…) y los cambios empezaron a notarse muy pronto.
Decir también que no practicábamos ningún deporte de intensidad, algo que sin duda sería tremendamente perjudicial para su estado: ni agility, ni tirarle pelotas/palos, ni frisbee, ni canicross…
Todo parecía ir relativamente bien, y los meses siguieron avanzando.
Más señales de displasia en el perro
Pero nosotros seguíamos con un run-run mental, ya que empezamos a apreciar las siguientes señales de forma esporádica:
- Tras dormir, le costaba un poco levantarse.
- Efecto «pata de palo» tras llevar un tiempo caminando: es decir, ves que la pata está muy rígida, haciendo un movimiento poco natural dado que no dobla en ningún momento la rodilla. A medida que pasaba el tiempo, pasaba de pisar en la vertical, a pisar un poco más por fuera de su cuerpo, como dibujando una línea diagonal de izquierda a derecha (en su caso).
- Al aterrizar de cualquier salto, por pequeño que fuese, la última pata en tocar el suelo era siempre la «sospechosa».
- Empezó a no dejarse oler el culo por otros perros, lo cuál nos hacía sospechar que debía de tener dolor.
- Empezó a cojear de esa pata tras llevar apenas 10 minutos caminando.
Y con esto, los meses ya habían pasado y Pirlo tenía 1 año y 3 meses. La cojera se producía en caliente, nunca en frío, lo que en un primer momento despistó a sus veterinarios quienes le diagnosticaron una tendinitis.
Cojera, antiinflamatorio y reposo absoluto
Así que había que tomar antiinflamatorios (Previcox) por 7 días y darle reposo absoluto al perro 10 días. Teníamos esta posibilidad por tener un pequeño jardín, con lo que el perro salía de casa únicamente para hacer sus necesidades y volver.
A pesar de que Pirlo en casa es bastante tranquilo y se pasa la mayor parte del día durmiendo en modo alfombra, llevar el reposo no fue tarea fácil dados los 2 picos de actividad diarios que tenía. Qué puedes pedirle a un cachorro de 15 meses, en plena adolescencia, que no entiende por qué no le llevas de paseo…
El antiinflamatorio recetado no le hizo absolutamente nada. Una vez lo terminamos, empezamos a darle caldo de huesos a diario y golden paste casera. Y eso sí.
Eso SÍ que se notó un poco. Parecía mejorar ligeramente los síntomas.
Volvimos al veterinario a hacer radiografía (de nuevo sin sedación) y esto fue lo que se vio:
Aparentemente no difería tanto de la primera, pero nos empeñamos en que lo viese un traumatólogo y que le hiciesen las radiografías adecuadas con sedación.
La importancia de hacer radiografías con sedación
Hacer radiografía sin sedación a un perro para detectar o descartar displasia, puede servir como primera prueba pero poco más. Los resultados que arroje van a ser poco específicos, dado que para poder posicionar al perro en la postura adecuada se le tiene que poner en una postura antinatural y por lo tanto se le causa dolor: por tanto, si el perro no está dormido, no dejará que lo posiciones como corresponde y la imagen que se realice será aproximada.
Por eso es tan importante hacer un estudio radiológico con sedación para detectar la gravedad de una displasia de cadera.
Así que esto fue lo que vimos en una de las 4 radiografías realizadas. En el lado izquierdo está la radiografía buena (con el perro sedado), y en el lado derecho ponemos al lado la radiografía previa sin sedación para que veas cómo cambia el diagnóstico cuando el perro está en la posición correcta:
El diagnóstico es bastante más feo. Pirlo tiene displasia grave de cadera. La cabeza del fémur apenas entra en el acetábulo unos milímetros, en el caso de la pata derecha. Esto quiere decir que al caminar, la cabeza del fémur posiblemente se salga por completo de la cavidad y cuando eso sucede, el perro cojea. Al parar, se recoloca la pata y deja de cojear hasta que vuelve a suceder lo mismo tras unos minutos caminando.
Tratamiento conservador para displasia grave de cadera
Así que con este panorama, desolador cuando te notifican la situación, nos recomendaron lo siguiente teniendo en cuenta que Pirlo es:
- Un border collie de 15 meses de edad.
- Que lleva una vida «normal» en entorno rural, sin competiciones ni prácticas de deporte exageradas.
- Que mantiene su peso entre los 19-20kgs.
Hasta los 2 años aproximadamente, el perro continúa desarrollándose. Lo que nos comentó el traumatólogo fue que, de forma natural, la manera de reaccionar del cuerpo ante una displasia es volviendo los tendones de la pata afectada más rígidos, acortando el movimiento y haciendo por tanto que el fémur no pueda salirse tanto del acetábulo y como consecuencia no permitiendo que la pata se le salga del sitio (que era lo que le estaba provocando la cojera).
Por todo lo anterior, nos recomendaron seguir un tratamiento conservador para la displasia: empezar a suministrar condroprotectores comerciales y dar unas dosis de Librela (medicamento inyectable) hasta que cumpliese los dos años de edad. Si para entonces no apreciábamos mejoría, habría que reevaluar situación y las opciones que podrían tomarse serían o bien hacer una artoplastia (cuyo coste en nuestro caso oscila los 600€), o bien poner una prótesis de cadera (donde ya hablaríamos de más de 4.000€).
Qué condroprotectores toma Pirlo
La primera sorpresa que nos llevamos fue que, a la hora de preguntar qué condroprotector debíamos darle, la respuesta fue tremendamente vaga. Recibimos un «los que hay en el mercado son todos bastante parecidos entre sí«, así que ya te puedes imaginar mi cara…
Ese fue el origen real de esta página: toda la investigación hecha para dar con el producto más adecuado para mi perro, más allá de recomendaciones interesadas de otros veterinarios (que casualmente tenían algún vínculo económico con las marcas recomendadas). Toda la info que he ido recopilando (y continúo actualizando) la puedes encontrar en el apartado de Condroprotectores para perros.
A decir verdad, tras toda la investigación, yo seguía sin tener demasiado claro cuál producto comercial era mejor comprar. Así que me lo tomé como un: ya que Pirlo va a tener que tomar condroprotectores durante toda su vida, vamos a tener tiempo de probar opciones si vemos que alguna deja de tener el efecto esperado.
Y con lo anterior y basándome en uno de los estudios más recientes que había encontrado, me decidí a darle una pastilla palatable de Flexadin Advanced a diario: ricas en colágeno UC-II no desnaturalizado.
A eso, añádele caldo de huesos casero al menos 3 veces/semana y una cucharada de golden paste a diario, que posteriormente sustituí por una cucharada del combinado Superorangekun de Kun-kay.
Antes de darle el primer pinchazo de Librela, gracias al Flexadin Advanced + paseos cortos + alimentación + complementos, en apenas 2 semanas Pirlo dejó de cojear.
Qué es la Librela y qué dosis le dan
La Librela es un medicamento inyectable de tipo veterinario utilizado para aliviar el dolor asociado a la osteoartritis en perros. Se administra por vía subcutánea una vez al mes y la dosis variará en función del peso del perro. Sólo puede obtenerse con receta médica, y la duración del tratamiento deberá decidirlo un veterinario traumatólogo.
Su principio activo se llama bedinvetmab, un tipo de proteína que se une a la denominada FCN (Factor de Crecimiento Nervioso) impidiendo que se adhiera a sus receptores y por tanto interrumpiendo la transmisión de las señales del dolor.
Tras los estudios realizados para comprobar su eficacia, entre el 40 y el 47% de los perros tratados con Librela mejoraron movilidad, capacidad de carga y dolor al tocarles o moverles las extremidades.
Este tratamiento no puede usarse en casos de hipersensibilidad al bedinvetmab o algún excipiente, en perros de menos de 12 meses, en animales destinados a reproducción o en animales gestantes o lactantes.
En el caso de Pirlo, tiene que llevar la dosis de 10 mg cada mes durante 4 meses. Luego tendrá que hacer un descanso de 2 meses, para volver luego a retomar las dosis mensuales durante otros 4 meses más.
Tras el primer pinchazo de Librela fuimos aumentando tiempo de los paseos y antes de dar el segundo, ya podíamos hacer paseos de 2h esporádicos sin que aflorase la cojera (aunque sí una ligera sensación de «pata de palo»).
Cuánto cuesta la Librela
En nuestro caso, ponerle cada inyección de 10mg en nuestro veterinario nos sale a 43,30€. Este precio como es lógico podrá variar en función del veterinario que visites, ciudad, etc.
Sesiones de rehabilitación veterinaria
El traumatólogo que diagnosticó la displasia grave de cadera nos comentó que una buena práctica para perros con displasia es hacer rehabilitación con un profesional adecuado. Una persona que sepa evaluar al animal, revise su composición corporal, compruebe las descompensaciones que puede estar provocando la enfermedad en su cuerpo, que detecte posibles puntos de dolor y que oriente al tutor sobre qué ejercicios de movilización conviene realizar, es fundamental para mejorar su calidad de vida.
En nuestro caso, una sóla sesión de valoración a domicilio fue suficiente para comprobar el buen estado en el que se encuentra Pirlo (al que ya le había desaparecido la cojera y únicamente tenía «pata de palo» al caminar un tiempo), para ver que no tenía grandes descompensaciones y que simplemente con la práctica de determinados ejercicios y masajes que nosotros mismos podríamos realizar en casa sería suficiente para mantenerle bien. Al menos, por ahora.
La acupuntura y la moxibustión
En la misma sesión de rehabilitación también se le hizo a Pirlo acupuntura y moxibustión. En un perro tan joven, inquieto y desconfiado con los desconocidos, fue todo un logro el simple hecho de que se dejase manosear por la rehabilitadora. Se dejó poner cada aguja (en total debieron ser unas 4 o 5 colocadas en puntos muy concretos desde el entrecejo hasta el culo) pero también se las fue quitando él mismo al poco tiempo.
Se supone que cuando se las quitan es porque ya han estado el tiempo suficiente en ese lugar en concreto.
La acupuntura es una técnica de la Medicina Tradicional China (MTC) que consiste en la inserción de agujas finas esterilizadas en unos puntos concretos del cuerpo (los «acupuntos») que mejora la circulación de la sangre y en consecuencia contribuye a reducir la picazón, inflamación, por lo que es especialmente útil en casos de alergias o problemas en articulaciones/movilidad.
La que más tiempo dejó, curiosamente, fue la del punto Yin Tang. Parecía un unicornio.
Tras esto, también se le aplicó moxibustión sin humo sobre los puntos y aunque al principio se sentía muy interesado en saber qué era aquello que había que encender con un mechero, para ser sinceros hay que admitir que se terminó tumbando de lado y quedándose dormido por unos minutos.
La moxibustión es una técnica también de la Medicina Tradicional China que emplea puros de Artemisa para calentar los acupuntos del paciente. Se utiliza en enfermedades musculoesqueléticas, dado que ayuda mucho con las zonas contracturadas, lumbalgias, etc.
Tras esta sesión que combinó masajes + movilización de las patas traseras + acupuntura + moxibustión, durante los paseos de los días siguientes nos dimos cuenta de que Pirlo tenía menos «pata de palo» y flexionaba por primera vez en su vida las rodillas de las patas de atrás. O al menos, era la primera vez que notábamos un movimiento mucho más fluido de las articulaciones de las patas traseras.
Lluvia y displasia grave de cadera
En Galicia tuvimos un otoño pasado por agua que se prolongó hasta el mes de enero aproximadamente. Encadenamos varios temporales fuertes de lluvia y viento desde octubre que apenas nos dejaba 1 o 2 días de sol para luego volver al mal tiempo.
Esto implica cambios de rutinas: dar menos paseos a lo largo del día, de menor duración, pasar más tiempo en casa y… Mayor humedad en el ambiente.
Humedad, la mayor enemiga para cualquier problema articular que tengamos humanos y perros.
Además, en noviembre nos tocó pausar el tratamiento con Librela tal y como nos había recomendado el traumatólogo, para luego volver a empezar a darla ya a finales del mes de enero.
La combinación de todos estos factores parece que sí afectó a Pirlo: tenía más dolor, lo que exteriorizaba en los paseos con respuestas reactivas más intensas de lo normal.
En esa época también terminamos el condroprotector Flexadin Advanced y decidimos sustituirlo únicamente por el componente natural que incorpora: la Boswellia Serrata. Nosotros se la compramos a Mario Soriano por la calidad del producto en este enlace.
En el caso de Pirlo, al terminar la Boswellia decidimos volver al Flexadin Advanced. Porque a pesar de volver con la dosis de Librela en enero, la pata se la notábamos bastante rígida todavía en marzo. Así que nuestra sensación fue que con el Flexadin el perro estaba mucho mejor.
CBD para ayudar a paliar el dolor
Sumado a la etapa anterior las profesionales que nos aconsejan consideraron adecuado sumar a la ecuación algún ansiolítico que ayudase a reducir el dolor que podía estar sintiendo Pirlo con su cadera. Y para ver si las opciones naturales eran suficientes o había que tirar de medicación, optamos por probar primero la opción menos fuerte: aceite de CBD.
Empezamos con 3 gotas al día repartidas en mañana y mediodía de una concentración del 5% para Pirlo, que pesa sobre los 19-20kgs y tiene menos de un año, para luego aumentar a 4 gotas diarias.
De momento sí parece estar haciendo efecto y ayudando un poco.
Episodio de dolor de cadera
Hubo unos días que Pirlo empezó a tumbarse debajo de nuestra cama para descansar. Esa necesidad de estar en una zona oscura, con la espalda cubierta, donde nadie podía tocarle por sorpresa en su zona vulnerable (parte trasera)… Nos hizo pensar rápidamente en que estaba pasando por una etapa de algo más de dolor.
La confirmación absoluta fue encontrarle un día temblando en esa posición. Al sacarle de debajo de cama y empezar a masajearle la zona muy despacio, para que fuesen entrando los músculos en calor, poco a poco fue dejando de temblar. No se trató de algo aislado, sino que al día siguiente volvió a suceder lo mismo. Por tanto, pedimos un antiinflamatorio en el veterinario (nos dieron Previcox), se lo dimos durante 3 días y remitieron los temblores.
Como nos estamos acercando a llevar 1 año pinchándole mensualmente la Librela (con algún que otro parón), tenemos la sensación de que poco a poco va dejando de hacerle tanto efecto como al principio.
A día de hoy
No sabemos cómo irá envejeciendo Pirlo, si finalmente optaremos por operar o podremos continuar tomando medidas paliativas para que pueda tener una calidad de vida decente. Lo que sí sé, es que iremos actualizando este post para compartirlo por aquí, por si pudiera arrojar esperanzas a alguien que se encuentre en nuestra misma situación.
Si este post te ha servido de ayuda, puedes compartirlo con tus amigos, familiares o conocidos. Puedes estar echando una mano a más perros con displasia.
Me he leído tu post. Gracias por compartirlo, espero que Pirlo esté estable. Yo tengo uno de casi 6 años, así desde los 10 meses. Displasia severa. Tambien me he informado mil sobre condros, analgésicos… etc.. Ahora vamos a empezar con Librela. Pero le doy MSM, colágeno, harpagofito…etc..Cbd,lo he tenido que dejar.
Gracias Anabel! Sí, de momento no podemos quejarnos. Supongo que ya lo sabrás, pero hay que tener un poco de cuidado con el uso de harpagofito a largo plazo porque puede causar úlceras (si no me equivoco). Yo por eso prefiero la Boswellia Serrata como antiinflamatorio natural,
Abrazos!
¡Muy interesante el post! ¿Qué CBD le das y dónde lo compras?
Le di durante un tiempo el Aceite de CBD 5% mascotas Salmón Hempley – 10ml que compraba desde su web, pero ahora veo que no está disponible para compra directa por allí. De todos modos, a mí me dio la recomendación de aceite, dosificación y pautas la profesional que nos hacía seguimiento de sus dolencias. No recomiendo dar el aceite al tuntún, sin saber si puede ser perjudicial para vuestro caso. Mejor si puedes consultarlo con una veterinaria holística o integrativa que esté familiarizada con el tema.
Hola! He llegado a este blog como muchas otras personas imagino, buscando desesperada qué hacer para mejorar la vida de mi pequeña. En su caso, ya 12 añitos, artrosis severa en caderas y recientemente dejó de poder apoyar una de sus patas lo que conllevaba que no se podía mantener de pie… he probado varias cosas pero nada pareció cambiar nada mucho, quizás no he dado con las combinaciones adecuadas porque seguramente un producto solo no basta, ahora le pincho un AINE y me preocupa cuando tengamos que dejarlo, no sé cómo manejar este dolor crónico. He llegado a la misma conclusión que la Boswellia es más segura, junto con cúrcuma pero me preocupa el dolor, estoy valorando el CBD pero acabo de descubrir también como alternativa el PEA, sabes algo de esto? Por otra parte, he visto que sois de Galicia, yo vivo en Pontevedra, alguna recomendación de veterinario integrativo, fisioterapia, acupuntura y demás? He llegado a un punto que creo necesitamos abordarlo desde otra perspectiva y buscar otras alternativas porque en la clínica dónde voy me da la sensación que la visión es un poco… tratar lo que va saliendo y eso no me vale. Muchas graciiass y mucha suerte con Pirlo, hay que seguir en la lucha
Prueba la Boswellia Forte de Mario Soriano https://mariosoriano.com/producto/boswellia-forte-perros-gatos-50gr/ y coméntale a él tu caso (es veterinario) para que te oriente sobre cómo hacer, tal vez puedas dejar de pincharle el AINE. En Galicia yo sólo puedo recomendarte que le preguntes a Sarah Flavia, si ella no puede llevar el caso seguro que puede darte buenas referencias por tu zona. ¡Ánimo!